En estos momentos me encuentro embarazada de casi 37 semanas y me parece mentira que en menos de un mes vaya a tener a mi nena en brazos.
Durante todos estos meses me he sentido muy bien y muy tranquila, debo dar gracias a que he pasado un embarazo fantástico sin náuseas y sin achaques de ningún tipo, ni siquiera los típicos a pesar del barrigón que he arrastrado a más de 40 grados todo el verano por medio sur de España y Portugal en autocaravana...
Porque eso sí debo reconocerlo, y es que ¡No he parado!
Incluso la tocóloga me sugirió que debería tranquilizarme un poco, que tanto trajín en vacaciones no era bueno para el bebé. Pero qué queréis que os diga, yo me encontraba fenomenal, con ganas de pasarlo bien y en todo momento he sentido que mi bebé estaba a gusto...
Pues eso, que se acerca el momento del parto y estoy como una rosa. Antes de quedarme embarazada e incluso al principio de la gestación el asunto parto-dolor-pinchazoepidural-sangre-episiotomía era algo que me quitaba el sueño, sin embargo poco a poco lo he ido asimilando (supongo que será cosa del instinto) hasta llegar al punto de verlo y sentirlo como la etapa final y natural de esta aventura que es el embarazo. Papácoqueto, en cambio, está aterrado con todo este asunto... y eso que me está acompañando a las charlas de preparación al parto y se está implicando al máximo, pero dice que si de él dependiera y tuviera que pasar por lo que yo estoy pasando y me queda por pasar, no tendríamos hijos.
Y superada esta fase de terror paritorio por mi parte, resulta que me encuentro con que me asaltan otros temores que en un principio ni me había planteado: la Familia. Sí, la Familia... ese extraño clan al que pertenecemos, del que no podemos deshacernos y que además hacen lo que hacen (casi siempre) por amor.
Nuestro bebé va a ser el primer nieto tanto por parte de Papácoqueto como por la mía, así que podéis imaginaros como están las respectivas. Al principio yo me encontraba encantada con las atenciones tanto de mi suegra (aunque a ella le tengo que dedicar algunas entradas jejejeje) como con la de mis padres (que también se merecen las suyas, para que negarlo...) pero poco a poco la cosa ha ido pasando a un ligero estado de agobio y de temor frente a como se van a ir sucediendo los acontecimientos bebé-abuelos-papáscoquetos. Comprendo perfectamente la emoción que sienten, pero me da la sensación de que se van a inmiscuir bastante más de lo necesario y aunque hasta ahora he intentado frenarlo todo siendo lo más políticamente correcta, creo que voy a tener que acabar poniendo los puntos sobre las íes de manera bastante más borde.
Y como entrar en detalles va a resultar algo largo y tendido, lo iré dejando para sucesivas entradas ;)
Ciao!
Me das mucha envidia. Yo pasé un embarazo bastante malo y no lo disfruté nada. Aprovecha estos últimos momentos porque los vas a recordar con mucha nostalgia después. Y desecha tus miedos, ya verás que todo va fenomenal.
ResponderEliminarSobre las suegras y madres, qué horror!. Eso da para un blog entero!!.
Me alegra que ya estés a punto de,...., estar apunto :))
ResponderEliminarPues sí ya tienes ese panorama con la familia, no lo dudes, te tocará poner los puntos sobre las ies. Mi consejo, hazlo cuanto antes. Por mucho que te pese, no lo podrás evitar. Así que mejor cuanto antes. Mi hermana, la pobre, quiso ser buena, dejar pasar algunas cosas, con su familia política, y al final abusaron de lo lindo, se inmiscuyeron de lo lindo y de bronca. Yo en su día con mi familia política, más de lo mismo.
Así que ánimo y al toro!!